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¿Habría sido ultimado El Chapo?

PAULINO CÁRDENAS

Como parte de la misma hipótesis de que El Chapo Guzmán pudo haber sido hallado muerto en su celda el sábado 11 de julio por la noche con base a una declaración que hizo Teodoro García Simental apodado el Teo preso en el penal de Almoloya, como parte de las indagatorias de la supuesta “fuga” del capo por un túnel -historia que ayer publicamos en este mismo espacio bajo el título ‘¿Murió El Chapo en su celda?’-, lo que ahora se teje es que el capo sinaloense pudo haber sido ultimado.

Razones pudieron haber sido muchas. La principal es que “sabía demasiado”, como rezaba aquel comercial muy exitoso inspirado en la vieja serie televisiva Los Intocables sobre Eliot Ness con el actor Robert Stack. De ser cierta la versión de que El Chapo pudo ser ejecutado, ¿quién o quiénes habrían sido los autores intelectuales? Porque autores materiales pudieron haber sobrado para acabar con su vida en la cárcel del Altiplano I ubicada en el estado de México.

Hay una información del sitio estadounidense InfoWars (infowarms.com), que pudiera tener alguna relación, quizá muy remota pero no descartable, sobe esa hipótesis de que el capo sinaloense no solo pudo haber sido hallado muerto en la celda número 20 que ocupaba en el penal de ‘alta seguridad’ de Almoloya, sino que pudo haber sido ultimado porque “sabía demasiado” de sus cómplices de cuello blanco.

La información de ese encuentro se hizo pública en julio pasado; habla de una reunión que tuvo el capo con varios gobernadores en el verano de 2011 en un lujoso resort de Mazatlán, Sinaloa, territorio del capo. El encuentro se dio en pleno sexenio calderonista. InfoWars publicó que de acuerdo a un informante relacionado con el gobierno mexicano, el líder del cártel de Sinaloa habría propuesto aprovechar una reunión de la Conago para saludar a los gobernantes que supuestamente se reunirían en lujoso hotel Pueblo Bonito Emerald Bay de Mazatlán.

La información sobre ese encuentro fue publicada el pasado 22 de julio y está firmada por el periodista de investigación, Wayne Madsen. Su informante -cuyo nombre lo mantuvo en el anonimato por obvias razones-, le comentó que en ese momento estaba de visita en el lujoso hotel Pueblo Bonito Emerald Bay en Mazatlán, dijo que a finales de junio de 2011 los huéspedes del lugar se encontraba lleno de policías federales portando rifles AK-74, conocidos como “cuerno de chivo” y varias camionetas Hummer color negro a la entrada.

Los agentes revisaban a todo aquel que ingresaba al hotel. En el lobby del edificio, el informante notó un considerable grupo de hombres de “porte distinguida”, vistiendo trajes y uno de ellos, alto y de apariencia amenazante era claramente el centro de la atención. El hombre era, según Wayne Madsen, Mario López Valdez, gobernador panista del estado de Sinaloa, quien había derrotado en 2010 al priísta Jesús Vizcarra Calderón, quien era acusado de estar ligado al Cártel de Sinaloa.

La fuente de Madsen dijo que un barco de la armada de México estaba anclado justo frente a la costa del hotel. El informante tuvo acceso a la reunión, en la cual no se permitían fotógrafos debido a uno de los invitados, que se observaba entre los gobernadores. Señaló que sentado a un lado de la piscina, estaba Joaquín El Chapo Guzmán.

Dijo que en un principio, el informante no notó que era capo sinaloense, de quien, dijo, se comportó como un “perfecto caballero y fue muy amistoso”, además de que afirmó que tenía negocios en Houston y una residencia en Texas, señaló. Además de estar con López Valdez, El Chapo convivió según el informante con otros gobernadores.

Entre ellos señaló a Carlos Lozano de la Torre, de Aguascalientes; Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor, de Baja California Sur; Fernando Ortega Bernés de Campeche; Cesar Duarte Jáquez, de Chihuahua; Mario Anguiano Moreno de Colima; Jorge Herrera Caldera, de Durango; Ángel Heladio Aguirre Rivero, Guerrero; José Francisco Olvera Ruiz de Hidalgo; y Rodrigo Medina, de Nuevo León.

También estaban Gabino Cué Monteagudo de Oaxaca;Rafael Moreno Valle, de Puebla; José Eduardo Calzada Rovirosa de Querétaro; Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo; Fernando Toranzo Fernández de San Luis Potosi; Guillermo Padrés Elías de Sonora; Egidio Torre Cantú, de Tamaulipas, Mariano González Zarur de Tlaxcala; Javier Duarte de Ochoa de Veracruz; y Miguel Alejandro Alonso Reyes, de Zacatecas.

El informante de Wayne Madsen asegura que de acuerdo con lo que platicó con los asistentes a esa reunión, muchos de los gobernadores agradecían el dinero que El Chapo mantenía en circulación en sus estados. Para entidades con mucha afluencia de turistas, como Sinaloa, Campeche, Quintana Roo, Veracruz y otros, el dinero sucio del capo sinaloense ha contribuido al desarrollo de un importante número de hoteles de lujo que llevan a esos estados divisas procedente de todo el mundo.

Los intentos de Estados Unidos por extraditar al líder del cártel de Sinaloa han resultado en constantes fracasos, y de ahí se renueva la especulación, dice Madsen, de que su primer escape de la prisión así como el más reciente, fueron logrados en complicidad con funcionarios mexicanos de alto nivel.

Señala Madsen que hubo temor en el gobierno mexicano de que la extradición de El Chapo pudiese resultar en la revelación de los funcionarios implicados en las operaciones de Guzmán Loera, incluyendo a los presidentes de México que lo han ayudado a sostener su imperio. De ahí parte la hipótesis de que pudo ser ultimado en su celda el pasado 11 de julio porque “sabía demasiado”, y lo de la “fuga” ha sido solo una ‘pantalla’ distractora. ¿Se confirmará algún día esa nueva hipótesis?

 

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¿Murió El Chapo en su celda?

PAULINO CÁRDENAS

Ante la hipótesis no demostrada por parte del gobierno de que El Chapo pudo haberse fugado de la cárcel de Almoloya por un túnel, ha surgido la versión de que el capo sinaloense pudo haber muerto en su celda la noche del 11 de julio pasado. Teodoro García Simental alias el Teo, uno de los principales líderes y operadores del cártel de Sinaloa en Tijuana, que ocupa la celda número 3 en la misma área de criminales peligrosos donde estaba Joaquín Guzmán Loera, presuntamente dijo que esa noche corrió la voz de que “había fallecido” en su celda el capo sinaloense.

La historia que contó el Teo podría contradecir el argumento oficial de que El Chapo habría escapado por un túnel. Peritos y ministerios públicos de la PGR que estuvieron en el penal del Altiplano el 12 de julio para iniciar las primeras pesquisas sobre la segunda “fuga” del líder del cártel de Sinaloa, interrogaron a varios custodios y presos del área de Tratamientos Especiales del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) No.1 El Altiplano, entre ellos a Teodoro García Simental.

La historia que cuenta podría tener una interpretación: que Guzmán Loera salió, no por el túnel de un kilómetro y medio de largo que daba a una casa en obra negra, sino por la puerta principal, pero muerto. “A las veintiuna treinta horas aproximadamente”, contó el Teo, “nos gritaron del otro pasillo que el señor Joaquín Guzmán Loera no respondía y le estaban hablando, por lo cual suponían le había pasado algo respecto a la salud, y estaban pegándole todos a las puertas para que los oficiales fueran a ver”.

El Teo dijo a la PGR que a las diez de las noche llegaron más funcionarios, cerca de 20. “…estaban haciendo maniobras, desconociendo que era lo que hacían, he hicieron una especie de valla los oficiales para que no observáramos nosotros hacia el pasillo dos estancia veinte, ya que varias estancias del pasillo uno son de puerta de reja, donde se puede acercar a la reja y se puede observar hacia el otro pasillo”.

Minutos después “nos dijeron que Joaquín Guzmán Loera había fallecido”, reveló el narcotraficante a la PGR.

Señaló que a los internos de Tratamientos Especiales se les hizo raro que nunca llegó personal del equipo médico y que los oficiales se quedaron ahí como hasta las doce de la noche. Fue entonces que los presos, muchos de los cuales tienen televisión según permite el reglamento, se enteraron que Joaquín Guzmán Loera se había fugado.

En el expediente de la fuga, al que muy pocos medios tuvieron acceso, custodios declararon a la PGR que cuando pasadas las 21:30 horas fueron a verificar si Guzmán Loera estaba o no en su celda, 38 minutos después de que desapareció de la vista de la cámara de seguridad que lo vigilaba, vieron que sobre la cama del Chapo había un bulto a lo largo de toda la cama, bajo el cobertor, como dando a entender que parecía que alguien pudiera estar acostado ahí. En la descripción que hacen nunca señalan que alguien haya levantado la cobija para ver qué había ahí.

Los hechos narrados por el Teo a la PGR abren la posibilidad que cuando los funcionarios hicieron la valla para bloquear la vista a los internos pudieron haber sacado a Guzmán Loera de su celda y él no habría tomado el riesgo de usar el túnel de más de 1.5 kilómetros de largo y arriesgarse a no terminar su recorrido. Esa es una hipótesis. Otra es que haya salido por la puerta principal, pero muerto.

Por eso es que el gobierno de Peña Nieto debería informar con veracidad lo que realmente ocurrió antes, durante y después de la desaparición del capo de a cárcel del Altiplano ubicada en Almoloya, estado de México. Entre más tiempo transcurra en que se diga la verdad, más evidencia de que esa desaparición o fue pactada o encierra el misterio de que El Chapo pudo haber muerto y sacado con sigilo del penal.

Para sostener su propia hipótesis de que el capo escapó por un túnel, el marte 14 de julio las autoridades permitieron que camarógrafos de noticieros entraran a la casa en construcción donde comenzaba -o terminaba- el túnel, e incluso permitieron tomas de una motocicleta por donde dizque se habría dirigido kilómetro y medio hacia el inmueble en obra negra, después de haber bajado por el baño de su celda.

Hubo la entrega a los medios de un video en donde se ven escenas de un supuesto Chapo que caminaba hacia la regadera en donde había un hoyo que supuestamente era un foso que conducía al famoso túnel. Todo parece una puesta en escena deliberada, como estilaba hacerlo Genaro García Luna con sus montajes para la televisión, como fue el caso de la joven francesa Florence Cassez.

Desde el mismo lunes 13 en la noche, luego de su regreso de Francia, el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong defendió la forma en que el gobierno estaba llevando el caso diciendo que los penales mexicanos tienen los mismos estándares de seguridad que los de Estados Unidos.

Dijo que el penal de Almoloya “cuenta con bardas perimetrales, aduanas peatonales y vehiculares; torres de vigilancia internas y externas, además de 26 filtros entre puertas y controles desde el área de aduana hasta la de tratamientos especiales”.

Añadió Osorio Chong. “En el exterior de este penal desde hace un año y medio existe un operativo de vigilancia adicional del Ejército Mexicano y de la Policía Federal”. ¿Luego entonces? ¿De que sirvió tanto cuidado? El caso es que la hipótesis de la ‘fuga’ nadie la cree. Más bien habría sido un escape arreglado o, como señala la última hipótesis, que pudo haber salido por la puerta principal, pero muerto.

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Las hipótesis siguen

PAULINO CÁRDENAS

Una nueva hipótesis no oficial supone si acaso el helicóptero en el que falleció el secretario Francisco Blake Mora habría sufrido algún desperfecto en vuelo, y conociendo los pilotos de la Fuerza Aérea Mexicana que conducían el aparato, que cerca existe un campo aéreo en la base de entrenamiento mililtar en el Campo Militar 37-B donde se adiestran a las Fuerzas Especiales anticrimen, buscaban aterrizar de emergencia en esas instalaciones ubicadas en el municipio de Temamatla, estado de México a donde nunca llegaron por haberse estrellado la nave a velocidad crucero en el cerro del Ayaqueme, posiblemente a causa de la espesa neblina, razón por la cual el expermientado piloto Felipe Bacio Cortés habría tenido que desviar su ruta, cuyo destino era Cuernavaca.

Podrá decirse que esta otra versión es parte de las teorías conspirativas que han acompañado en este y el anterior sexenio a los tres casos de altos funcionarios muertos al desplomarse los aparatos en que viajaban –el de Ramón Martín Huerta en el de Vicente Fox y los de Juan Camilo Mouriño y  José Luis Santiago Vasconcelos, y el de Francisco Blake Mora y el subsecretario Felipe Zamora en la administración de Felipe Calderón–, en los que reiterativamente las autoridades encargadas de las indagatorias le han atribuído a condiciones atmosféricas, de impericia y decisión de los pilotos, las causas de esos fatídicos eventos. En los tres casos dichas autoridades descartan que hayan sido atentados. Sin embargo, es la estadística la que conspira en contra de las versiones oficiales.

En el caso de Blake Mora, un reporte de la consultora texana Stratfor (Strategic Forecasting Incorported), especializada en temas de seguridad e inteligencia con reconocido prestigio mundial, señala que “con el desplome de la aeronave en la que se desplazaba el secretario de Gobernación es fácil realizar conclusiones y sospechar un acto de sabotaje. También ha habido dos secretarios muertos en desastres aéreos, lo que contribuye a las versiones de teoría de la conspiración” y añade que no debería descartarse la posibilidad de un sabotaje en ese evento fatídico sucedido el viernes pasado. “Si se trata de sabotaje, fue uno muy sofisticado”, comentó Scott Stewart, vicepresidente de Tácticas de Inteligencia de Stratfor.

Había dicho que una posible causa del desplome del aparato pudo ser “la contaminación en la gasolina” ya que pudo haber estado involucrada la mano humana, abriendo la duda sobre la posibilidad de que el combustible pudo ser alterado, y si “el helicóptero también estaba agendado para transportar al Presidente Calderón en ese día”, estos factores “podrían ser puntos determinantes para la hipótesis de la intervención humana”, señaló esa empresa.

La Presidencia desmintió la versión de que Calderón viajaría en ese mismo helicóptero de Los Pinos al hangar presidencial ese mismo día, para dirigirse a Hawaii donde participaría en la Reunión de Líderes Económicos del Mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacífico y sostendría una reunión con el Presidente de EU, Barack Obama, y el Primer Ministro de Canadá, Stephen Harper.

La propia consultora asegura que las similitudes entre la muerte del también secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, en noviembre de 2008 y la de Blake Mora, obligan a pensar en la posibilidad de atentados, situación por la que se seguirán evaluando todas las probabilidades. Las autoridades descartan la posibilidad de una explosión o una bomba.

Señala también que habría que indagar si hay evidencia de amenazas previas contra alguno de los pasajeros; rescatar datos de inteligencia de diversas fuentes que prueben un presunto sabotaje; el balance de las condiciones mecánicas de la aeronave, con énfasis en las condiciones de las cuestiones hidráulicas y de los motores; así como el número de horas de vuelo del helicóptero. También recomienda obtener la ruta y geografía del viaje, los mensajes telefónicos de texto de los pasajeros durante el vuelo, testigos presenciales del accidente y datos del GPS (Global Positioning System: sistema de posicionamiento global) de la aeronave.

Habría que ahondar pues, en lo que pudo haber motivado realmente el fatídico vuelo del helicóptero Super Puma del Estado Mayor que se desplomó y donde falleció el secretario Blake Mora, al estrellarse el aparato en que viajaba en un cerro cerca de Temamatla, estado de México, municipio donde se ubica el Campo Militar 37-B y un Centro de Adiestramiento del Ejército y la Fuerza Aérea en el que se prepara a cuerpos especiales para la lucha anticrimen. Las autoridades insisten en que fue un accidente, como sucedió en los casos donde fallecieron Ramón Martín Huerta y Juan Camilo Mouriño junto con José Luis Santiago Vasconcelos. Las dudas persisten.

pcardenascruz@yahoo.com.mx

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‘Jefe’ Diego y narcoguerra los temas

PAULINO CÁRDENAS

El caso de la desaparición del ex candidato presidencial y ex senador panista Diego Fernández de Cevallos fue tema obligado en la gira que realiza el presidente Felipe Calderón por España, junto con el de la guerra contra el narcotráfico que sostienen las fuerzas federales armadas contra el crimen organizado iniciada desde el 11 de diciembre de 2006 en Michoacán. Y lo serán también en Washington.

Por lo pronto ambos temas se impusieron mediáticamente en el viaje de Calderón a la península ibérica, haciendo a un lado los asuntos de la agenda oficial, lo mismo que seguramente sucederá cuando arribe a Washington, donde llegará cuando el caso del ‘Jefe’ Diego quizá haya superado la etapa de hermetismo en que se encuentra, por parte de las autoridades de las procuradurías General de la República y del estado de Querétaro.

En Comillas, España, ayer domingo, al hablar sobre el plagio de Fernández de Cevallos en conferencia de prensa conjunta ofrecida con el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, en vísperas de la cumbre entre México y la Unión Europea, Calderón dijo que por el momento no hay avances en las investigaciones sobre su desaparición y que del caso lo mantienen personalmente al tanto de la situación y avances en las investigaciones.

Quiso –»si hubiera la posibilidad de que él supiera»– enviarle el mensaje al ‘Jefe’ Diego de que sus hijos «están fuertes, están firmes, que están enfrentando una situación con enorme entereza y gran valentía. Están orando por su padre (…) y están firmes en la esperanza de recuperar a su padre».

Indicó que  la Procuraduría General de la República y la Policía Federal están actuando conjuntamente de manera intensa con la Procuraduría de Justicia del estado de Querétaro para el «esclarecimiento y la localización de Fernández de Cevallos», desaparecido la noche del viernes pasado.

Sin embargo, señaló que hasta ayer domingo no había novedades; “simple y sencillamente no tengo un avance más que reportar que los que los medios de comunicación han reportado. He girado instruciciones precisas al procurador como al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, como al de Gobernación, Fernando Gómez Mont, para estar al tanto minuto a minuto del tema.

En la conferencia con los medios, aceptó que México está empezando a vivir estapas como las que vivió Colombia en los años 80, aunque, dijo optmista, no de la gravedad del asesinato de un candidato presidencial, el secuestro de la Suprema Corte de Justicia y un asalto al Congreso de ese país.

«Esto no ha ocurrido en nuestro país, aunque si hay fases que tuvieron presentes en el crimen organizado en los ochentas hasta iniciar está década y que en México se están presentado y que afortunadamente los estamos combatiendo», dijo Calderón. «Y probablemente aunque tengamos fases que en su esencia puedan parecerse, las estamos enfrentando y probablemente ocurren con mucha más rapidez y podamos resolver ese tema de manera más rápida», explicó.

Las muertes relacionadas con la lucha contra los cárteles han ido aumentando en los años recientes pese a los operativos del gobierno. De acuerdo con cifras oficiales, desde 2006 suman unas 22 mil 700 muertes. Pese a ello, dijo Calderón ha dicho y reiterado que su gobierno no cambiará su estrategia de combate al narcotráfico. Él considera que va bien.

Pero el caso del ‘Jefe’ Diego y del combate al narcotráfico serán dos temas que igual ganarán la noticia en Washington esta misma semana, cuando Calderón se reúna con su homólogo norteamericano Barack Obama. Hoy nadie sabe si el ‘Jefe’ Diego habría pasado a ser parte de los ‘daños colaterales’ de la cruenta lucha entre el gobierno y el crimen organizado.

Ojalá y no porque ninguna explicación que no tenga sentido común cabría ante tamaño personaje de la vida política del país, aunque no para todos el ‘Jefe’ Diego sea santo de su devoción.  Por cierto que al calor de las especulaciones nace otra hipótesis: que su caso pudo haberlo motivado una bronca familiar.¡Mah¡.

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