PAULINO CÁRDENAS
¿Habrá renuncias por la fuga de El Chapo Guzmán? Nadie lo cree. El dinero que habría soltado -millones de dólares ‘en efe’- incluye el silencio y la impunidad. Le echarán la culpa a Fuente Ovejuna. Aunque el gobierno tenga que aguantar ‘vara’ a todas las críticas que vienen de dentro y de fuera, que ya comenzaron. La gente se pregunta: Si con Fox se fugó, ¿por qué no con Peña Nieto? Lo cierto es que la fuga del Chapo encueró al gobierno federal, de pies a cabeza. ¿Y? No pasará de ser una anécdota más del capo sinaloense.
La otra versión que corre es que no era El Chapo el que estaba encarcelado y que todo habría sido un montaje desde su supuesta detención el sábado 22 de febrero del año pasado en Mazatlán, hasta su fuga de este sábado de la cárcel de ‘alta seguridad’ del Altiplano. En esos días el periodista Álvaro Cueva en su columna Ojo por Ojo, bajo el título ‘No era El Chapo’, aseguró que el detenido en Mazatlán no era Guzmán Loera sino el actor de Televisa, Heriberto Goyeneche que trabajó con La Gaviota en Destilando Amor.
Pero si de veras es El Chapo el que estaba en la cárcel y se fugó el fin de semana, eso deja muy mal parado al gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto y lo pone en entredicho de cara a la nación y a nivel internacional. Encuera al gobierno, pues. Por supuesto que el tema de esa fuga le robará cámara a su gira por Francia. Nadie en su sano juicio puede entender que el famoso capo sinaloense haya escapado por segunda vez sin que haya habido cómplices a varios niveles.
Con esa fuga deberían rodar cabezas si es que hay una pizca de dignidad. Sin embargo, si esa fuga operó como la del 19 de febrero de 2011 al inicio del sexenio de Vicente Fox, todo quedará protegido por la omertá, por la impunidad y sobre esa cadena de complicidades nada se dirá, y luego pasará al anecdotario del mundo criminal con otra ‘estrellita’ más para Joaquín Guzmán Loera que con ese escape pasa a formar parte de la leyenda de los capos superando al colombiano Pablo Escobar y con un lugar ganado en el libro de rércords Guinness.
Se supone que el caso del narcotraficante más famoso de México era un asunto de seguridad nacional. Ya se vio que no. Con esa fuga, de hecho las renuncias de funcionarios deberían ser varias. Deberían comenzar por el Consejo Nacional de Seguridad que está integrado por los Secretarios de Gobernación, Defensa Nacional, Marina, Seguridad Pública, la Procuradora General de la República, los Gobernadores de los Estados, el Jefe del Gobierno del Distrito Federal, y el Secretario Ejecutivo del SNSP. Y hay un Comisionado Nacional de Seguridad Nacional. Y el jefe de todos ellos es Enrique Peña Nieto.
A todos se los bailó El Chapo Guzmán. Ningún mexicano entiende cómo es posible que nadie, ninguna autoridad, se percató de que El Chapo y sus cómplices habían construido un hueco de forma rectangular en el área de la regadera en el penal de Almoloya, de aproximadamente 50×50 cm y 1.5 metros de profundidad.
Ese orifico, explicó el comisionado Monte Alejandro Rubido en conferencia de prensa ayer, “comunica a su vez, con un conducto vertical de aproximadamente 10 metros de profundidad habilitado con una escalera: así se llega a un túnel con dimensiones de 1.7 metros de altura y de 70 a 80 cm de ancho, el cual se extiende a una longitud aun indeterminada pero que en línea recta, de punto a punto, representa más de mil 500 metros”.
Dijo que el túnel “cuenta con tubería de PVC para ventilación así como para alumbrado y una motocicleta adaptada sobre rieles, como mecanismo de tracción, mediante el cual, probablemente fue extraída la tierra producto de la excavación y transportadas las herramientas y maquinaria utilizada para la perforación. A lo largo del túnel se encontraron instrumentos de construcción, tanques de oxígeno, recipientes con combustible, madera para cimbra y tubería pvc, entre otros objetos”.
Añadió: “El pasaje desemboca en un inmueble que se encuentra en obra negra, ubicado al suroeste del centro federal en la Colonia Santa Juanita, en donde se encontró mobiliario, enseres y otros objetos, (lo) que indica que había presencia de trabajadores o de veladores”.
¿Nadie sabía lo que estaba haciendo El Chapo con sus cómplices dentro y fuera del penal? Lo cierto es que sin duda hubo funcionarios que sabían pero se hicieron de la vista gorda porque el dinero es más poderoso que otra cosa. Incluso vecinos del lugar señalaron que durante al menos tres meses se estuvo construyendo una casa por la que finalmente se habría fugado El Chapo, estando el inmueble aún en obra negra.
Se dice también que un helicóptero estuvo rondando la zona del penal poco antes de que se percataran de su desaparición. En fin, una cadena de hechos que dan cuenta de que o El Chapo es muy inteligente o los custodios y gente del penal y sus jefes de más arriba son unos soberanos pendejos. O corruptos, que es lo más probable. ¿Cuántos funcionarios de nivel habrían estado involucrados? Quizá eso nunca se sepa. Vendrán historias, unas creíbles y otras inverosímiles, como las que surgieron con su fuga de enero de 2011 de Puente Grande.
El hecho es que la corrupción, junto con la impunidad que sigue reinando en el mundo criminal en colusión con funcionarios carcelarios, federales, de seguridad pública, de seguridad nacional, y del gobierno estatal donde se ubica el penal de ‘alta seguridad’ de Almoloya llamado del Altiplano, parece estar al servicio de capos como El Chapo Guzmán, con la evidente complacencia de las autoridades ‘de arriba’. ¿Qué tan arriba? Usted se imaginará.
El hecho está ahí. El Chapo manda. Eso, si es El Chapo el que dizque estuvo encarcelado después de haber sido detenido en Mazatlán en febrero del año pasado, lo que para muchos habría sido un montaje. De lo que sí no escapará el gobierno que encabeza Peña Nieto, es de la moquetiza que ha empezado a generar ese nuevo capítulo, ejemplo de la grave corrupción e impunidad que hay en el mundo criminal con los funcionarios del ato nivel. Vergonzante para México.